lunes, 5 de abril de 2010

Presentación de Eher Sugarno en la Academia Argentina de Letras en su XXI Aniversario.
En esta ocasión, festiva por demás, para todos los honorables miembros de la Academia Argentina de Letras en su vigésimo primer aniversario, de la cual esta humilde servidora forma parte, y por su voz, hace honor de presentar ante ella y ante la sociedad argentina y latinoamericana, a un poeta de poetas, a un ser que ha sabido interpretar las pequeñeces de la cotidianeidad, a quien levanta y flamea a brazo partido el estandarte, la bandera de lo simple y lo monótono, a un ser que aunque su físico sin igual hace pensar lo completamente contrario, no deja de formar parte de la raza humana, el señor Eher Sugarno.
Con modestia extrema pasa sus días recorriendo espacios reducidos para no provar de ellos al común de los mortales sin contar que el girar en círculos sólo le permiten sus piernas; escribiendo transcurren sus días, literalmente a tres manos, como lo ha manifestado en más de una oportunidad el propio Sugarno.
Eher Sugarno ama la descriptio, por lo cual sus poemas, en mayor o menor escala son descripción casi enciclopédica de átomos infinitesimales en la vida de cualquier hombre, “cositas sin importancia, güevadas nada más”.
Sugarno nos transmite, con su lenguaje común, a veces académico, desde lo intrincado de una raíz: “el higo de las pagodas tiene raíces en forma de columna que descienden de las ramas para sostener la gran cabellera”, hasta la génesis de un fenómeno climático como la nieve: “la nieve en forma de lluvia atraviesa estratos atmosféricos con temperaturas cercanas a cero”.
Los poemas se encuentran según la crítica académica a la altura de apellidos de nuestra tradición más sublime como Pizarnik o Girondo y, por qué no, me atrevo a decir de la tradición hispanoamericana como Vallejos, Lorca y llegando a los maestros de la Europa anglosajona como Shakespeare.
Puesto que así lo demanda el estatuto de nuestra Academia Argentina de Letras debo mencionar que un escritor sólo es admitido entre sus filas siendo argentino por nacimiento o por elección, siendo este segundo supuesto el caso de Eher Sugarno, nuestro nuevo miembro de número.
Para finalizar se lo recibe con los brazos abiertos, en esta nuestra morada, y se lo invita a residir en ella hasta llegar a su última morada.

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